Hay un secreto que guardo con ahínco.
Entre azules plateados, de la cresta de las olas, un fugaz recuerdo.
Alas doradas del reflejo de un flamante sol. Entre risas y silencios
un suspiro, una mirada fugaz. Tú y yo compartiendo el mar de los
sueños, aquellos que compartimos por escasos centímetros de lujuria
entre tu piel y mi nostalgia. Tú y yo, con la brisa peinando el
horizonte y un relajante sonido, de las olas rompiendo contra las
rocas. Fueron momentos de pasión, fuera de la cárcel que tenemos
por vida. Fueron instantes de felicidad atrapados en nuestros
recuerdos como el sentir de un corazón rechazado. Ahora los miramos,
desde la distancia, desde nuestra ausencia de fina arena blanca, para
añorar castillos que alguna vez vimos. Y la música, esa que recorre
nuestra voz para repetir imperfectamente la melodía que pronto nos
librará de la condena, esa que vivimos por cumplir nuestro sueño, nos dará las alas que nuestra alma necesita para planear sobre las gotas que salpican de recuerdos la añorada libertad. Es un secreto el que guardo con ahínco, el que me incita a rememorar
las viejas tardes en la playa de nuestra vida y a desear repetir
anhelo, cuando el sueño sea cumplido y los recuerdos revividos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario